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04:00:00

Gabinete de Crisis de Ficciones Políticas

Acta de la reunión

Día: 2012-09-24
Hora: 19.00 (hora 02:10:00)
Lugar: Espacio #1 - El Ranchito. Matadero Madrid
Asistentes: Luis Arenas, Uriel Fogué, Fernando D. Rubio, Rodrigo Castro, José Vela Castillo, Fernando Espuelas.
Público asistente: 23 personas.
Invitado: Javier Lezaún (Lecturer en el Institute for Science, Innovation and Society de la Universidad de Oxford)

          Presentación del Grupo [Inter]sección.
          Presentación del Gabinete de Crisis de Ficciones Políticas (GCFP).
          Presentación de Javier Lezaún.
         Comienza la sesión con una breve intervención del experto invitado, Javier Lezaún, que subraya la situación preocupante a que se encuentra enfrentada la humanidad ante la presunta amenaza de invasión alienígena. Tras reflexionar sobre la probable inconmensurabilidad ante la que nos encontramos frente a la amenaza alien, Lezaún señala algunos puntos que considerar: una especie alienígena que aspira a invadir otro territorio permite reconocer patrones de conducta que en algún sentido no son tan diferentes a los nuestros. El experto señala igualmente la probable organización política de una especie con la constatable potencia tecnológica que exhibe la nave invasora. Ante la pregunta de ¿qué hacer? el experto señala dos posibilidades expuestas sobre la base de sendos modelos que el invitado denomina sociológico y cosmopolítico. En el primer modelo sociológico, el experto invita a laboratorizar una convivencia acotada entre humanos y alienígenas orientado a la construcción operatoria de una tarea compartida. Sugiere que de la observación de las interacciones entre humanos y no humanos en ese entorno acotado permitirá aventurar las posibilidades de una eventual convivencia cooperativa futura. En el segundo escenario, de carácter cosmopolítico, el invitado sugiere tomar como modelo la interacción efectiva que se viene dando en la tierra entre especies biológicas diferentes bajo diferentes fórmulas: parasitismo, coexistencia sin simbiosis, codomesticación, etc.
            A partir de entonces se abre la discusión con una importante participación activa del público asistente y se trataron los siguientes temas:
          - La (in)conmensurabilidad comunicativa entre especies
          - La relevancia de la política como espacio relacional y experimental.
          - La invasión como una oportunidad para el experimento (investigación) y la experiencia (estética).
          - La evolución dirigida vs. una estrategia de parasitismo.
          - La problemática definición de un "nosotros".
          - Las diferentes maneras de afrontar una estructura de debilidad, ya sea en términos de poder, o en términos ontológicos.
          - Lo limitado de los planteamientos antropocéntricos para abordar la crisis. La tentación de antropomorfizar o animalizar al alien.
          - La posibilidad de encontrar lo común en lo diverso.
          - El cuestionamiento de la invasión como presupuesto violento que podría esconder otros formatos comunicativos.
          - Los límites de una comprensión científica del experimento. La ampliación de la experiencia a un campo público-comunicativo. Los espacios de la celebración, las tradiciones y los rituales como ámbitos posibles para una interacción.
         - La democracia como gestión de la diversidad y de construcción de lo común en lo diverso.
         - La proyección de sí como modo de conocimiento del otro.
         - La posibilidad de aprender de la conducta de otras especies.
         - La imposibilidad de definir los marcos de experimentación a priori.
         - Las estrategias del mimetismo y la acción de ignorar lo que sucede.

6:00:00


Gabinete de Crisis de Ficciones Políticas 


Acta de la reunión 

Día: 2012-10-16
Hora: 19.00 (hora 03:10:00) 
Asistentes: Uriel Fogué, Fernando D. Rubio, Rodrigo Castro, José Vela Castillo, Fernando Espuelas. 
Público asistente: 18 personas. 
Invitados: Alberto Corsín (Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, Madrid) y Amparo Lassen (Universidad Complutense de Madrid) 

          Presentación del Grupo [Inter]sección.
          Presentación del Gabinete de Crisis de Ficciones Políticas (GCFP).
          Presentación de Javier Lezaún.

          Comienza la sesión con una breve intervención del primer experto invitado, Alberto Corsín, que destaca la importancia del terror como sentimiento que nos genera la presunta invasión alienígena. El experto reflexiona sobre las aportaciones de la antropología política en la investigación de las formas del terror y cómo ellas podrían conducir a una diplomacia cosmopolita. En concreto, identifica tres condiciones trascendentales del terror desplegadas en las sociedades amerindias: centradas en el ojo, en la cabeza y en el culo. Un ejemplo de estas dimensiones del terror podría ser el encuentro Jaguar/Hombre donde se experimenta un miedo ligado a la eventualidad de la transformación del propio cuerpo. En este contexto, sería relevante –según Corsín- identificar la relevancia del parentesco en la política inter-especies. Hacer parientes sería la condición básica de todo proyecto político y de toda relación social. En tal sentido, podría concluirse que el miedo se convierte en el elemento que motiva la búsqueda de una relación de parentesco. Se propone, entonces, intentar gestionar el parentesco con la especie alienígena.
           Posteriormente, interviene la segunda experta convocada a la sesión de hoy: Amparo Lassen. Su exposición subraya el problema de las dificultades de comunicación en el encuentro con los extraterrestres. Sin embargo, Lassen puntualiza que deberíamos tener en consideración que la inconmensurabilidad, propia de un encuentro con la alteridad radical, habita en nosotros mismos (por ejemplo: el amor como malentendido). En tal sentido, podría tomarse como modelo para comprender esta situación de encuentro con los extraterrestres nuestras propias relaciones cotidianas, donde siempre se precisa de la articulación de mediaciones. Dentro de tales mediaciones, se trataría de modular una constitución que abandone el orden de la narrativa e integre la realidad no discursiva de los hechos.
           A partir de entonces se abre la discusión con una importante participación activa del público asistente y se trataron los siguientes temas:
          - El problema de cómo establecer un parentesco con los extraterrestres 
          - La cuestión de la relación colonización-colonizadores
          - Se propone no reconocer a la entidad alienígena como un todo coherente, sino más bien como una formación dispersa y heterogénea
          - En el mismo sentido de lo anterior, se plantea reconocer la diversidad de la especie humana y presentar ante la especie alien una realidad compleja.
          - Se cuestiona al Gabinete de Expertos como instancia desde la cual proponer estrategias y tomar decisiones
          - Se problematiza la idea de parentesco como un fenómeno que parece no tener cabida dentro de la lógica de la postmodernidad
          - La definición de la noción de parentesco como una manera de dar cuenta del mundo
          - Relación entre parentesco y conflicto. El problema de un espacio de convivencia con los extraterrestres no debería ser formulado como una necesaria exclusión de la violencia y la guerra.
          - Sería preciso ralentizar las circunstancias, salir de la lógica de urgencia en que se instala el Gabinete de Crisis. 
          - Se plantea una alternativa frente a la hipótesis de la alteridad radical de los alien: la posibilidad de una absoluta afinidad caracterizada solamente por una pequeña diferencia.           - Emerge como una conclusión importante la necesidad de articular estrategias que permitan saber quiénes son los extraterrestres o disponer como mínimo de alguna información significativa acerca de ellos. 
         - Los expertos consideran que dada la información de la cual se dispone hasta el momento (segunda hora), lo más pertinente sería no realizar ninguna acción.


17:00:00

Gabinete de Crisis de Ficciones Políticas 


Acta de la reunión 

Día: 2012-10-06
Hora: 19.00 (hora 17:10:00)
Lugar: Instalación de Jordi Colomer Prohibido cantar/No Singing AbiertoxObras. Matadero Madrid. 

[intersección agradece a Jordi Colomer, El Ranchito y Matadero Madrid la invitación a disponer de este espacio para la presente sesión]. 
Asistentes: Uriel Fogué, Rodrigo Castro, José Vela Castillo, Fernando Espuelas. 
Público asistente: 20 personas. 
Invitado: Ángel Faerna (Profesor Titular de Filosofía, Facultad de Humanidades de Toledo, Universidad de Castilla-La Mancha) 
Título de la sesión: "Materiales para una comunicación en la tercera fase" 
          Presentación del Grupo [Inter]sección. 
          Presentación del Gabinete de Crisis de Ficciones Políticas (GCFP) y de la presente sesión. 
          Presentación de Ángel Faerna y de Jordi Colomer 
          Vídeo introductorio: extracto de la película “Mars Attack” 
          La sesión comienza con la exposición del experto invitado, D. Ángel Faerna, en respuesta a la demanda del Gabinete de crisis sobre cómo comunicarse, si es que esto es posible, con los extraterrestres. El Gabinete convoca a un filósofo bajo la imperativa demanda de la necesidad de comunicación. 
          El experto comienza su reflexión cuestionando, en primer lugar, los acontecimientos ocurridos: interpretar la situación como una “invasión extraterrestre” es dar por sentado algo de lo que, en realidad, no tenemos datos suficientes, dado que podría tratarse, por ejemplo, de una mera visita de cortesía, o de una presencia accidental. De esta manera, el experto problematiza toda posible interpretación en bruto de unos datos que, hasta el momento son meros hechos fácticos. 
          A continuación, el filósofo plantea la necesaria cuestión de la intencionalidad: ¿Qué intenciones tienen los visitantes? En principio, las intenciones (de una persona, de un animal), al ser privadas e invisibles, son algo imposible de constatar a priori. Tan sólo se podrá suponer unas intenciones que luego, con el tiempo, podrán ser contrastadas con los acontecimientos. Incluso es difícil saber si tan siquiera tienen intenciones, como lo es atribuir intenciones a los animales evolucionados (caso real) o a las máquinas (caso hipotético). Si, por una parte se establece un criterio de analogía biológica, se partirá de la hipótesis de que los visitantes se parecen a nosotros por lo que, en consecuencia, tendrán intenciones. Mientras que si se establece el criterio de la conducta interactiva, será entonces, en la interacción continuada con ellos como podremos detectar la supuesta intencionalidad. Al no haber tomado contacto aún, el experto propone atenerse a la segunda opción, presuponiendo que, dada la tecnología que muestran, aparentemente superarían cualquier tipo de test conductista, (salvo el caso de que nos encontrásemos ante unos “autómatas biológicos”, lo que, en última instancia, se descubrirá con el tiempo. En todo caso, concluye el experto, parece que en principio podemos atribuirles intencionalidad. Entonces, ¿podemos entender sus intenciones? 
          Es en este momento que el experto introduce una noción clave: la de la “vehemencia de la pequeñez” (del filósofo hispano-norteamericano Georges Santayana): solamente si su “pequeñez” y la nuestra son parecidas podrá tener lugar una comprensión. Tan sólo si su vida cotidiana, sus experiencias, sus recuerdos, tienen algo en común con los nuestros podrá surgir algún tipo de comunicación. 
          A partir de este punto, el experto se pregunta: ¿Cuáles pueden ser las razones para que los extraterrestres estén aquí presentes? Para responder a ello, se plantea la cuestión de las necesidades originarias genéricas de una especie (atribuyendo por tanto a los alienígenas la condición de especie) y de la hipótesis de que su visita a la Tierra tiene como razón cubrir dichas necesidades. La satisfacción de las mismas por parte de los extraterrestres generaría dos escenarios posibles: uno pesimista, si estas demandas entran en contradicción con las de la especie humana y que nos abocaría inevitablemente a la guerra (sin atribuir ningún sesgo moral al hecho: la satisfacción de las propias necesidades por parte de una especie, a costa de otra, sólo debe ser interpretado bajo el prisma de la necesidad, no habiendo bien ni mal en este hecho adaptativo). El otro escenario sería el optimista, aquél en la que las demandas originarias de los visitantes serían coincidentes, o al menos complementarias, con las nuestras, lo que, en consecuencia, nos llevaría a un cierto tipo de acuerdo, permitiendo establecer una comunicación más allá de la guerra. 
          Tras este largo y necesario excurso, el experto presenta su tesis sobre la posible comunicación con los alienígenas. Dado que disponen de tecnología avanzada (lo que queda ejemplificado simplemente por su presencia en la Tierra), se puede suponer que tienen (un) lenguaje. El diseño y uso del utensilio implica necesariamente el contenido simbólico para generar su tecnología. Y, si tienen un lenguaje, la comunicación con ellos será posible puesto que todo es lenguaje es, por definición, traducible. 
          Se abre ahora un nuevo proceso: ¿cómo traducir este lenguaje? El primer paso consistiría en adelantar una hipótesis que ligue sus actos a posibles contenidos, es decir, que los convierta en señales/signos, lo que viene a ser lo mismo que (volviendo al inicio) atribuir una intención a sus actos. Las hipótesis deberán ser verificadas de modo empírico, lo que necesariamente implica que debemos interactuar con los alienígenas aún a riesgo de cometer errores (de malinterpretar sus gestos) que pueden resultar fatales. Este proceso de experiencia permitirá verificar la traducibilidad o no de sus gestos. El filósofo previene acerca de que la posibilidad de una traducción, no obstante, no pasa por encontrar un mínimo de comunicación (lo que usualmente se atribuye a los lenguajes formales altamente codificados, como la matemática), sino por encontrar, si lo hay, un mínimo de experiencias compartidas. Porque es importante hablar, en última instancia, de aquello que más nos interesa: nuestras experiencias (lo que, no puedes ser compartido mediante números y, además, nos permitiría discernir si nos comunicamos con avanzadas máquinas o con algún tipo de especie consciente). 
          La paradoja final concluye: si son totalmente distintos a nosotros, y por tanto no tenemos nada en común, la comunicación se vuelve imposible. Si finalmente resultasen ser iguales o parecidos a nosotros, la comunicación también sería imposible pues nada quedaría que comunicar. Sin embargo, en los distintos grados intermedios, surgirán las distintas posibilidades de la comunicación. 
          Y la tesis final reza: será en el propio proceso de la experiencia donde surja la comunicación. O dicho de otra manera: no hay nada previo que luego, mediante algún tipo de vehículo (el lenguaje) se comunique. La experiencia (compartida) surge en el proceso de comunicación. Y nunca al revés. 
          ¿Qué debemos entonces hacer? La respuesta es obvia, pero no banal: saber lo que quieren. ¿Cómo hacer esto? Mediante la interacción con ellos y mediante el uso de la imaginación. La conclusión final es inquietante, por obvia: hay que interactuar con ellos no de otra manera que como lo hacemos, día a día, con quienes no tienen nuestro lenguaje, como los bebés o los animales (prueba clara de que la comunicación con quien no comparte nuestro lenguaje, es posible). 
          A partir de este momento se abre la intervención del experto a las cuestiones del Gabinete y del resto de asistentes, en el intento de dilucidar la mejor forma de actuación y de clarificar al máximo las conclusiones del experto. En este intercambio activo surgen cuestiones como las siguientes: 
          -La necesidad de recabar la mayor cantidad posible de datos fruto de la interacción. 
          -La posibilidad de establecer un cierto equilibrio ecológico con ellos en el planeta. 
          -Se problematiza la cuestión de los necesarios protocolos o prácticas de experimentación para la comunicación. Dado que “vamos a ciegas”, se reitera la necesidad del uso de la observación y sobre todo de la imaginación en el avance de hipótesis de sentido. 
          -“Mirar desde fuera” para tratar de trascender los códigos propios con el objetivo de abrirnos a lo inesperado. 
          -La cuestión de la actuación de acuerdo a la propia naturaleza, frente a la opción del disimulo o el simulacro: ¿debemos ser “nosotros mismos” en la interacción con “ellos”, con el fin de evitar los “mensajes erróneos”? ¿Cabe la posibilidad de lograr una interacción fructífera a partir de una estrategia del disimulo o del engaño? ¿Puede ser productiva esta ambigüedad? ¿Es esto posible si, tal vez, ya nos conocen? ¿Sería posible pensar en una economía del malentendido? 
          -Se problematiza el sistema de referencia dialéctico "ellos/nosotros" y "especie superior/inferior" en el que se ha instalado el debate, por restringir el enlace social a un marco biologicista (nosotros = humanos; ellos = extraterrestres, por ejemplo), limitando las posibilidades de pensar en un concepto de comunidad más complejo y heterogéneo.          -Se plantea también la cuestión de los “juegos de lenguaje” y de la preeminencia del contexto sobre la significación. El juego como margo para una interacción. 
          -De donde se sigue otra cuestión clave: la de saber si son curiosos; si, tal vez, podemos enseñarles cosas y despertar su interés, lo que lleva, de nuevo, a una hipótesis que se planteó en la sesión anterior: la seducción como estrategia de acercamiento y de comunicación. 
          Llegados a este punto, pasando aproximadamente veinte minutos de las nueve de la noche, se levanta la sesión en espera de más datos y de recabar la aportación de los próximos invitados para tratar la mediación y el protocolo para la gestión de los conflictos y así ampliar algunas de las hipótesis que con insistencia se han planteado en la presente sesión.

23:00:00

Día: 2012-10-20 
Hora: 19.00 (hora 23:10:00)
Lugar: Espacio #1 - El Ranchito. Matadero Madrid.
Asistentes: Uriel Fogué, José Vela Castillo, Fernando Domíngez.
Público asistente: 20 personas.
Invitados: Carlos Ruiz de la Sierra (Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación) y Guillaume Monfort (Coordinador de área de Servicios Sociales e Igualdad. Subdirección General de Relaciones Internacionales del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad como).
Título de la sesión: "El papel de la Mediación en el Conflicto" 
          Presentación del Grupo [Inter]sección.
          Presentación del Gabinete de Crisis de Ficciones Políticas (GCFP) y de la presente sesión.
          Presentación de Carlos Ruiz de la Sierra y de Guillaume Monfort
          Vídeo introductorio: WKUK Alien Negotiation


          Tras la anterior sesión, en la que D. Ángel Faerna abordó el problema de la comunicación entre especies diferentes (Ver Acta 03), el Gabinete de Crisis de Ficciones Políticas decidió invitar a dos expertos en protocolo y gestión de crisis para abordar de forma práctica el diseño de un posible espacio de encuentro y una posterior negociación entre los terrícolas y la especie invasora.

          Desde el comienzo, ambos expertos centran su intervención en la necesidad de diseñar entornos apropiados para el encuentro. Carlos Ruiz, experto en relaciones internacionales, enfatiza el rol del protocolo como herramienta fundamental para la construcción de ‘climas’ que favorezcan el encuentro, así como la ordenación de las relaciones. Preguntado por el Gabinete, Guillaume Monfort, por su parte, incide en la importancia del diseño de espacios como herramienta para generar confianza. Por ejemplo, a menudo se recurre a la organización del encuentro en un espacio abierto que cuente con varias salidas posibles que permitan una eventual huida, en lugar de en uno cerrado con una única salida, con el objetivo de evitar una sensación incómoda al visitante. Además, el diplomático afirma la relevancia de todos y cada uno de los pormenores, por muy nimios que parezcan, para la preparación del espacio de encuentro, como el vocabulario etiológico, erigido a través de pequeños detalles, entre los que cabe destacar la posición de los cuerpos (dar un lugar central a la persona más importante), la presencia de objetos que puedan ser (o parecer) agresivos (como un simple elemento alargado o un objeto arrojadizo), o el propio lenguaje gestual. En definitiva, los expertos nos invitan a pensar en la importancia de construir una retórica material: un escenario físico en el que seamos capaces de hacer perceptible elementos intangibles tan relevantes como nuestras buenas intenciones, los límites de la negociación (las denominadas “líneas rojas”) o nuestra predisposición a dialogar. Una retórica material encarnada en un escenario que propicie la interacción amable y que elimine o mitigue cualquier sensación de amenaza. De esta forma, los invitados nos recuerdan la importancia política de todos aquellos elementos aparentemente alejados de ella, como el confort, la ergonomía o el clima.

          No obstante, el encuentro debe ser planteado en todo caso desde la prudencia, concepto al que una y otra vez se refiere Carlos Ruíz. La prudencia se verá materializada, nos recuerda, en una escenografía de la seducción y también de la circunspección, cuyos elementos materiales básicos han de cumplir dos funciones cruciales: por un lado, deben invitar a participar y, por otro, nos han de proteger, han de favorecer nuestra seguridad e integridad. De ahí la importancia de la gestión de las distancias, tanto entre los cuerpos entre sí (la suficiente par evitar un eventual ataque), como la separación entre los cuerpos y las cosas. De esta manera, los expertos destacan el papel del inmobiliario de la política y la retórica, ambas desplegadas en y a través de las cosas, antes incluso del uso de la palabra, invitándonos a abordar el tema de la comunicación pero, en lugar de a partir del punto de vista del lenguaje verbal, a través de la configuración material de los espacios, los cuerpos y las cosas. En definitiva, no se trata de intentar determinar la comunicación a través de condicionantes materiales, sino más bien de facilitarla, de hacerla viable.

          Avanzada la sesión el Gabinete pregunta a los expertos si de lo que se trata es, en definitiva, de construir una dramaturgia política: un escenario, un guión, unas directrices marcadas desde la dirección y unos roles que seguir para performar un papel que genere dicha confianza y defienda unos intereses determinados. Sin embargo, durante la discusión parece que el protocolo fuera más bien un estado intermedio entre la dramaturgia y el laboratorio porque, como recuerda, Carlos Ruiz, el protocolo no se queda en un simple intento de regular los comportamientos y de reducir lo impredecible a través de una serie de estandarizaciones. Sino de establecer unas reglas que conformen un espacio de juego común. De esta manera, el protocolo consistiría en el diseño de un escenario experimental, sujeto a unas reglas de juego, que propicie una serie de efectos. Algo así como una metodología concreta para llevar a cabo aquello a lo que nos invitaba Javier Lezaún en la primera hora del gabinete cuando afirmaba “tenemos que experimentar”. El escenario protocolario no sería otra cosa que la materialización de dicho espacio experimental para generar un encuentro que permita obtener los datos sobre los que ir descifrando a ese otro radical al que nos enfrentamos.

          No obstante, y como nos recuerdan tanto los expertos invitados como la activa participación del staff ministerial en las gradas, el protocolo no es pura experimentación, pues la variable dramatúrgica que lo define necesariamente lo liga a nuestra identidad. El protocolo es, también, y necesariamente, una carta de presentación, una mise en scene del nosotros, del yo colectivo. Como se recuerda desde el Gabinete, el protocolo es en realidad la codificación de ese nosotros a través de una serie de disposiciones y reglas que actúan como huellas históricas de una comunidad. De ahí, la importancia que tiene resolver el interrogante acerca de en qué consiste ese nosotros, y con qué intenciones se desenvuelve (que intenciones tenemos), como paso previo a cualquier diseño de una escenografía política. ¿Qué mensaje queremos mandar? ¿Agresividad? ¿Sumisión? ¿Alianza? Sin embargo el Gabinete sugiere que, a la vez, el protocolo supone una oportunidad histórica, en el momento en el que es entendido no sólo como el registro de las huellas de la historia del nosotros, sino como la superficie de inscripción sobre la que podemos pensar(nos), desde la que podemos interpretar la comunidad. El protocolo abre así una dimensión creativa, en tanto que espacio para la determinación de la comunidad que queremos ser. Los invitados resumen este punto de vista afirmando que, en definitiva, el protocolo es un arte.

          La respuesta a todos estos interrogantes determinará la disposición particular del escenario. Ante esta invitación, el Gabinete ha resuelto invitar a un arquitecto experto en el diseño de ambientes y atmósferas de interacción que le ayude a diseñar unos espacios confortables y apropiados en los que se pueda generar el necesario clima de confianza en el que las distintas especias ajenas ajusten sus distancias para un potencial encuentro.

Foto: Ce de Carmona

32:00:00

Día: 2012-12-03 Hora: 19.00 (hora 32:10:00)
Lugar: Nave El Taller. Matadero Madrid.
Asistentes: Uriel Fogué, José Vela Castillo, Fernando Domíngez, Fernando Espuelas.
Público asistente: 20 personas.
Invitado: Carmelo Rodríguez, (Arqueologías de Futuro, PKMAN)
Título de la sesión: "Cápsulas del tiempo" 
          Presentación del Grupo [Inter]sección.
          Presentación del Gabinete de Crisis de Ficciones Políticas (GCFP) y de la presente sesión.
         Presentación de Carmelo Rodríguez
         Vídeo introductorio: Things to Come (1936)

         Ante la llamada del Gabinete de Crisis, el experto explica cómo creó en paralelo su propio gabinete de crisis, seleccionando a 28 expertos para que prepararan otras tantas cápsulas del tiempo. El objetivo de las cápsulas es recopilar material relevante de un momento preciso que para que sean descubiertas en otro ámbito (tiempo o civilización). Los 28 casos recolectados hasta el momento responden a distintos escenarios que el experto enumera: desde las que tienen la intención de preservar algunos de los grandes valores/iconos de nuestra sociedad, como monumentos o fragmentos de naturaleza, o el libro de los Record Guiness, pasando por la perseverancia en el legado digital de nuestra civilización. O las que proponían exponer una recopilación de las representaciones que los humanos han realizado de los alienígenas. Hasta las cápsulas en las que se intenta integrar a seres de múltiple origen: humanos, animales y objetos, entre otras.

          A continuación el experto pasa a enunciar las diversas hipótesis sobre:

         - Dónde. Se analizan las distintas posibilidades de quién ofrece/ impone el lugar y la posibilidad de admitir/soportar por la otra parte

         - Las relaciones escalares, que han de condicionar de manera decisiva las características del escenario del encuentro

         - Cómo nos mostramos. Punto decisivo en el que el experto plantea las posibilidades de intercambio de objetos o de apelar a representaciones arquitectónicas, como el monumentalismo ambiental (modelo Cúpula de Fuller para Nueva York), o el tecnomorfismo, o la simulación distorsiones atmosféricas.

          Se inicia el debate planteando el sentido de la cápsula como elemento representativo de la comunidad terrícola. A partir de los casos planteados, parece que nos enfrentamos a una dicotomía: la opción relativista, a saber, aquella que se basa en acciones individuales y, por tanto, una suma de partes relativas, o, por otro lado, la que apelaría a una unidad que engloba las dimensiones de intimidad y de colectividad y que, en consecuencia, derivarían en una respuesta colectiva de cápsulas del tiempo.

          Se abre un turno de debate donde se cuestiona la posibilidad de construir un nosotros o un yo-colectivo representativo y, siquiera, la posibilidad de llegar a concretar dicha idea de un nosotros. Se objeta que cualquier nosotros es un constructo necesariamente parcial. No obstante, se insiste en la importancia del actuar, a pesar de todo, desde el nosotros como requisito imprescindible de inteligibilidad, o como criterio pragmático para no invalidar la acción.

         Desde la interacción se construirá, de manera inevitable, la propia identidad, dado que, en cualquier caso, las identidades siempre se articularán contra el otro. Se llega a la conclusión de que tal vez el objetivo no sea tanto pensar la cápsulas en pasado, como un registro de la historia que es digna de ser recordada, sino en futuro, entendiendo que las cápsulas constituyen la oportunidad para pensar el futuro. De ser así, tal vez esta crisis no sea otra cosa que la oportunidad para construir dicho nosotros, para realizar el diseño de aquello que queremos que sea la colectividad terrícola, para construir-nos.

         Vuelve a salir a colación el tema, ya tratado en otros encuentros, de que la pregunta por la identidad se produce desde una posición de inferioridad (pensamiento postcolonial). De la misma manera se vuelve a tratar la estrategia del mestizaje/hibridación como tercera vía. Se presentan objeciones contra soluciones biologicistas que pueden resultar fáciles de antemano pero inviables en su consecución. Superar el marco de especie biológica como criterio para abordar la crisis parece uno de los objetivos principales que debe abordar el gabinete.

         Ya que el encuentro de hoy se está tratando más de lo concreto que en anteriores sesiones, se plantea si para ser percibidos por una civilización más avanzada, representa mejor al grado de evolución de la Humanidad los objetos o la arquitectura. A pesar de que este tema supera el simple ámbito escalar, se objeta el planteamiento de radical distinción como opuestas entre estas dos taxonomías.

         Entrando en el campo del especialista de esta sesión, se le pregunta por la imagen más idónea a presentar antes este otro del que casi nada conocemos. Se debate sobre si para diseñar necesitamos datos sobre la identidad del destinatario o si la voluntad de diseño, ya en sí, puede albergar estrategias útiles. Lo que da lugar a intervenciones a favor de que la comunicación se realice a través de peguntas y no de manera asertiva, como catálogos, por ejemplo, de músicos representativos de nuestra civilización, tal como ha hecho la NASA.

         Uno de los miembros del staff ministerial presentes en la sesión propone la playa como el lugar idóneo para el encuentro: propiciado por la desnudez, la ausencia de objetos y la amplitud del espacio, lo que da lugar a intervenciones sobre los tributos de un entorno amigable o no impositivo.

        Por último, retomando el concepto de homo ludens mencionado en otro momento de la sesión, se hace un panegírico del juego como el espacio fundamental donde se da la primacía de la acción, como el espacio liberado de la conciencia intencional y donde se pueden pactar las reglas como inicio desproblematizado de una (fructífera) relación para gestionar los intereses y el conflicto.

         La sesión termina con una acción espacial: el inflable donde se recolectarán todas las cápsulas del tiempo, realizadas por el colectivo (PKMAN). Algunos de los participantes se introducen y prueban el inflable.


37:38:39

Día: 2012-12-18 Hora: 19.00 (hora 34:10:00)
Lugar: El Ranchito. Matadero Madrid.
Asistentes: Uriel Fogué, José Vela Castillo, Fernando Domíngez, Fernando Espuelas.
Público asistente: 20 personas.
Invitado: Dr. Alfonso García Figueroa (Prof. Tit. Filosofía del Derecho U. de Castilla-La Mancha)

Título de la sesión: “¿Tienen derechos los no-humanos?”


Ante la inminente situación de invasión alienígena, al Gabinete no lo quedó otra salida que llamar a alguien próximo al mundo del derecho. ¿Y quién mejor que el Dr. Alberto García Figueroa, experto en derechos humanos y co-autor del libro Start Strek y los derechos humanos (Ed. Tirant Lo Blanch, 2007)?

Experto conocedor del mundo alienígena, Dr. Gracía Figueroa comenzó su intervención haciendo una serie de recomendaciones para diseñar el encuentro con los extraterrestres. Entre ellas, el experto conminó al Gabinete a llevar a cabo una selección de instituciones humanas que pudieran ser presentadas a los alienígenas como primer paso para una propuesta de determinación de un marco de convivencia. Entre las instituciones que el experto apuntó como esenciales se encontraban el amor, la religión, el arte, el estado y, de forma especial, los derechos humanos. Estos últimos, tal y como el experto señaló, se revelan como esenciales para la organización de cualquier forma de vida en común.

Tal y como matizó el Dr. García Figueroa, los derechos humanos constituyen esa posible base de convivencia en la medida en que sean entendidos no como un conjunto finito y cerrado de reglas que emanan necesariamente de nuestra peculiar arquitectura biológica, ni como un cúmulo contingente de normas producidas históricamente, sino como un conjunto de aspiraciones morales con pretensiones de validez universal. Entendidos de esta manera, los derechos humanos no aparecen en tanto que pretensión de describir, codificar y reglar la realidad humana, sino como un marco normativo cuyo proyecto sería la transformación de la realidad humana. Tal y como nos recordó el experto, la historia de los derechos humanos es, precisamente, una historia elástica, la historia de la expansión de la titularidad de los derechos humanos a diferentes seres que previamente habían sido excluidos de su titularidad, como los esclavos, las mujeres o algunas otras razas. Desde esta perspectiva, el encuentro con los extraterrestres, para Alberto, sería simplemente un hito más en la evolución de este proceso, pues dicho encuentro no será sino una oportunidad más para revelar los límites de nuestra definición de la realidad de lo humano, así como una oportunidad de extender el entramado legal que organiza dicha realidad.

El Gabinete y su staff técnico recogieron con entusiasmo esta propuesta, si bien, tal y como rápidamente apuntaron diferentes miembros del grupo, si se acepta la propuesta de entender los derechos humanos como un marco normativo, habría que estudiar cuidadosamente la codificación normativa inherente a dicho vocabulario. Por ejemplo, tal y como diferentes miembros señalaron, el vocabulario de la extensión de la titularidad de los derechos, pudiera funcionar en realidad como un mecanismo de asimilación, subordinación e, incluso, colonialismo. Es decir, cuando hablamos de extender derechos humanos a otras personas o seres en realidad podríamos estar incurriendo en una asimilación de otras especies a una definición preestablecida de lo que significa pertenecer a la condición humana. La mecánica de extensión de derechos humanos, vista desde esta perspectiva, no sería sino un engranaje más de poder a través del cual se asimilan la diferencia a través de un proyecto normativo de identidad universal de corte humanista.

Algunos de los miembros del Gabinete expusieron una cierta preocupación acerca de la posibilidad de aplicación de la estrategia propuesta de extensión de derechos humanos en el caso específico que nos ocupa, debido a que, tal y como apuntan los indicios conocidos hasta la fecha, en el encuentro con alienígenas somos nosotros los que nos encontramos en una posición subordinada de poder y, por consiguiente, es posible que carezcamos de la capacidad de expedir y extender derechos. Serían más bien los alienígenas quiénes, en virtud de su más que probable superioridad técnica (y acaso moral), probablemente estarán en la posición de extender su vocabulario legal para incluirnos en su definición de derechos alienígenas (dado el caso que tuvieran una cosa tal). Este hecho, tal y como se apuntó, lleva reflexionar sobre el hecho de que el derecho en general, y los derechos humanos en particular, siempre han sido imaginados desde una posición de poder, una posición desde la cual se posee la capacidad de definir, declarar, expedir y extender derechos. Ahora bien, ¿es posible pensar una genealogía de los derechos humanos desde una posición subordinada o subalterna?

Más aún, tal y como se apuntó desde el staff técnico presente en el Gabinete, para ser realmente democrático, el vocabulario de los derechos humanos no sólo parece requerir una cierta simetría de poder de partida en la que las dos partes puedan tener voz para definir unas reglas del juego, sino que también parece rehuir de una cierta simetría biológica u ontológica. Tal y como señaló el propio experto, para que se de la posibilidad de atribuir derechos humanos a otros se ha de superar un cierto límite ontológico que haga legible al otro como un posible titular de derechos. Un ejemplo de dicha determinación podría ser la consideración de aquél al que se le atribuyen derechos ha de mostrar unas ciertas cualidades y capacidades, tales como una cierta competencia intencional, discursiva, o somática (capacidad de sufrir). Sobre estas bases se podría asentar el peculiar reconocimiento de los derechos humanos. No obstante, de esta forma, el vocabulario de los derechos humanos parece estar cautivo de una cierta lógica de la identidad. ‘Reconocer’ no es sino adivinar una parte de nuestra identidad en el otro. Sin embargo, tal y como indicaron miembros del Gabinete y del staff, hacer del reconocimiento la base sobre la que fundar una posible de extensión de derechos humanos puede abocar al fracaso tal empresa, pues ¿qué sucede cuando se trata de extender derecho a seres substancialmente diferentes? Es decir, ¿qué tipos de comunidades y de derechos sería posible construir a partir de la diferencia radical?

La exploración de estas preguntas llevó a un dilema final en la sesión. La generación de un marco legal basado en la diferencia implica, necesariamente, la renuncia de parte de nuestros derechos como especie en pos de una equidad inter-especies. Es decir, al asumir al otro en su diferencia necesariamente nos comprometemos a respetar sus derechos aún cuando algunos de estos podrían estar en contra de nuestros propios intereses, o de nuestro bienestar. El dilema final, por tanto, puede plantearse de la siguiente forma: si construimos el vocabulario de los derechos humanos desde la base de la identidad (de reconocer derechos a aquellos en los que podemos adivinar nuestro reflejo) estamos abocados a construir un marco basado en una asimetría de poder, en el que el que tiene el poder de establecer la base sobre la cual esa identidad se constituye. Ahora bien, construir un vocabulario de derechos humanos sobre la diferencia, es decir, un marco que reconozca derechos más allá de lo que se asemeje a nosotros (sea animales, ríos o especies) implica una más que probable renuncia a nuestros propio intereses como especie. La pregunta final que quedó irresuelta en el aire fue: ¿estamos dispuestos a esa renuncia?




45:00:00

Día: 2012-12-22 Hora: 19.00 (hora 40:10:00)
Lugar: Living Room Festival. Madrid.
Asistentes: Uriel Fogué, Fernando Domínguez, Fernando Espuelas, Luis Arenas.
Público asistente: 40 personas.
Invitado: Dr. Carlos Cañete, Doctor en historia e investigador en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales, CSIC.
Título de la sesión: “Culto Alien”


Comienza la sesión cuestionándose la dimensión religiosa de la crisis, como una vía inexplorada hasta el momento. Tal vez la religión pudiera ser la vía de necesaria para pactar la interactuación con lo otro.
Para ello se proyecta un extracto del filme Mondo Cane: http://www.youtube.com/watch?v=qmlYe2KS0-Y y continúa con una breve introducción de los rasgos característicos de los denominados cultos cargo documentados en Polinesia y Melanesia. Se señala su proximidad con otras formas religiosas como la religión al Dios John Frum o el culto a Felipe de Edimburgo (cuyos rasgos compartidos—además de la obvia presencia de una “carga” con alcance religioso— son el milenarismo, la impronta soteriológica, el vínculo con los ancestros y la presencia reiterada de liderazgos carismáticos).
1. El ponente introduce su primera tesis: en un primer escenario y ante una eventual invasión de la tierra por parte de alienígenas, se señala la alta probabilidad de la aparición de formas de Culto (Cargo) Alien, vinculadas a la convicción de la mejora tecnológica que supondrían estos encuentros para la especie humana (al modo de la secta Heaven’s Gate con el paso del cometa Hale-Bopp o el origen alien de la especie humana para la Iglesia de la Cienciología).
El análisis prospectivo del especialista anuncia una doble eventualidad: la alta probabilidad de aparición de esos Culto Alien y la irrupción de liderazgos carismáticos con implicaciones políticas subversivas. Se trataría de decidir en este contexto cuál sería la opción más racional para enfrentar esa respuesta.
El staff ministerial, presente en el Gabinete interviene para preguntarse a partir de qué momento otra entidad empieza a poder ser considerada divina. Nuestro especialista responde que no es necesario uno o varios rasgos particulares. La divinización puede ser realizada con respecto a cualquier entidad.
Ante las preguntas de los asistentes se hace notar cómo la religión puede tomarse como método alternativo a la ciencia para relacionarse y gestionar lo totalmente otro. Asimismo se señala la dificultad de señalar las transformaciones concretas que han sufrido las formas religiosas preexistentes al fusionarse sincréticamente con los cultos cargo. Parte del staff sugiere replicar la conducta alienígena como modo de activar la comunicación (“Volasteis el Everest; nosotros volaremos el Mont Blanc”). Asimismo se plantea la pertinencia de invitar o no a las instituciones religiosas ya existentes en la gestión del conflicto. Se descarta al darse por inevitable.
2. En un segundo escenario el invitado nos introduce la hipótesis de que la construcción del Culto Cargo sea una simple construcción colonial proyectada por la mirada occidental. Más bien, tras este giro hermenéutico, se hace ver cómo es probable que una revisión de esos Cultos Cargo permita comprender que tales prácticas tengan menos que ver con el anhelo de tecnología y más con la necesidad de articulación de las estructuras políticas, económicas o sociales de las comunidades en que se dan. La importancia no es tanto la "carga" del Culto Cargo cuanto los sistemas teológicos que se elaboran a partir de ellos. Y la presunta irracionalidad con los que la mirada occidental los encara sería en realidad una forma de ignorar cómo se trata en realidad del particular modo de comprender el mundo ligado a estas sociedades. A ese respecto, se sugiere la posibilidad de ver la interpretación de los colonizadores como ancestros en el marco de los Cultos Cargo como una estrategia social racional para incorporar a esos nuevos extraños a la comunidad de referencia.
De ahí se infiere que lo que llamamos estrategias de racionalidad occidentales pudieran ser vistas por los alienígenas en el marco de una eventual invasión como formas sui generis de Culto Cargo. Con ello se sugiere en qué medida las dos alternativas de enfrentamiento con lo otro —racionalidad y religión— puedan ser sólo  dos maneras diferentes de comprender el mundo.
Desde el público del staff ministerial—y ante la bidireccionalidad que revela el análisis en este segundo escenario— se plantea la pregunta de cómo aprovecharse eventualmente de los Cultos Cargo que se generarán en el marco de la comunidad alienígena. Igualmente otro sector del público invita a tomar la ironía como estrategia de interrelación de los inferiores con respecto a los superiores (al modo como la ironía que parece estar presente en el modo con que los melanesios parecen interactuar con los occidentales). También desde la mesa se señala la posibilidad de considerar la crisis alienígena como una posibilidad de transformación y no solo como una catástrofe inevitable.
3. El tercer escenario que se plantea pretende dar una nueva vuelta de tuerca a nuestra mirada. Frente a la crítica postcolonial que señala los mecanismos del discurso dominante por infravalorar y someter simbólicamente al pueblo conocido (Said), el colonialismo también deja ver en una mirada más amplia analogías y esfuerzos por señalar la continuidad o proximidad entre colonizador y colonizado. El discurso colonial se presenta así como ambivalente: la transformación del otro que el colonialismo trata de llevar a cabo no puede ser tan radical como para que aniquile al otro en su otredad, pues en ese caso el colonizado dejaría de tener en él la condición de término con respecto al cual el colonizador pueda construir su propia identidad por contraste. En este contexto, ciertas interpretaciones del Culto Cargo ponen de manifiesto de nuevo la condición irónica con la que las comunidades colonizadas reciben los contenidos del otro occidental.
Todo ello, no obstante, se hace tras dejar ver la dificultad de lo que con Gayatri Spivak podría denominarse ser capaz de “pensar desde el subalterno”. En ese sentido, para evitar el comportamiento excesivamente humanista y antropocéntrico se invita desde el Gabinete a tomar en consideración aproximaciones más cosmopolíticas y sopesar de nuevo posibilidades advertidas en otras sesiones del Gabinete: las de ensayar frente a vocabularios políticos tradicionales (poder/dominación) otros formatos políticos asociativos alternativos como  el de la simbiosis o el parasitismo como posibilidades cosmopolíticas alternativas.